11.3.08

10. Dique Florentino Ameghino



Lunes 11 de Marzo. La jornada empezaba dura: loma... pero la mejor manera es tomarlo con paciencia y disfrutar el paisaje. A pocos kilómetros de Las Plumas se encuentra el lugar donde el caballo Malacara salvara la vida a su jinete, John Daniel Evans siendo perseguido por los indios. El caballo salto un gran barranco. Hay un cartel donde se indica el lugar.
Nuestro destino esta vez es el Dique Florentono Ameghino. Por la ruta no hay practicamente vegetación, abundan los cardos, espinillos y toda planta con espinas. Íbamos rápido, es un tramo bastante llano. Al medio día encontramos una casa, no había nadie, era lo único que daba sombra por ese lugar. Nos tomamos un té con galletitas, sabíamos que llegábamos temprano así que no necesitábamos mucha alimentación. Tomamos la rutina de cada 10 km parar a hidrtarnos y comer un par de galletitas, yo sentía dolor de estomago, me di cuenta que era de estar muchas horas sin digerir nada, con estas paradas se me pasó. Antes del Dique debíamos encontrar Las Chapas, esta en el mapa, pero era solo una estación de servicio. Desde la Ruta 25 se toma el acceso al Dique, de allí son 12 km hasta la Villa. Se pasa por un túnel que atraviesa la montaña a la salida te sorprende un gran Lago color turquesa. El camping es enorme, la ducha que te podes dar ahí es sublime...!! la presión del agua es tal que si no te paras bien podes salir disparado con el chorro, nunca vi algo igual. Nos hicimos un lindo asadito, mientras se hacia los maestros hicieron una partida de ajedrez. Un agradeciemiento a la directora de turismo que se contactó con nosotros via mail

http://www.florentino-ameghino.gov.ar/











Nos fuimos a desayunar al restaurant del Vasco, cada lugar esta lleno de historias, de vivencias. Nos contó como fue a parar a ese lugar de su vida de mochilero, conocio a su mujer en sus viajes. El restaurant tiene las huellas de sus visitantes, hay una pared llena de mensajes. Y tiene una colección de esas cosas que uno guarda por algun motivo en especial. Muy buen cocinero, estaba preparando un desayuno para unos canadienses, pero esos desayunos que uno no entiende como pueden... pero es su costumbre... con huevos fritos, panceta, café, jugo y no sé cuantas cosas más...
Comenzamos a ascender para buscar la ruta hacia nuestro nuevo destino. Teniamos un ascenso muy pronunciado al principio que con las bicis cargadas se hace lento. Ya ibamos con esa sensación extraña cuando algo se acerca al fin, que por lado se quiere pero por otro no... Allí ibamos rumbo a Dolavon

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